Un Delirio Más, Una Cicatriz Más.
Concede a este pobre melancólico la gracia de estremecer tus labios, permite al tiempo no ser prisionero del reloj.
Navegar en tu piel canela se ha vuelto pasión, y algunas veces estremecedor.
Permite deslizarme suavemente por tus olas, y dejar impregnadas las huellas dactilares, para no perderme en la fantasía de no volverte a ver.
Tú el cielo yo el mar, mezclados en un beso eterno vulgarmente llamado horizonte. Pero que pueden saber estos simples mortales, cuando el inicio de los tiempos fue testigo del primer deseo.
Solo yo puedo admirar tu bello vestir nocturno cubierto de estrellas, algunas veces luna, otras tenue penumbra, y por las mañanas radiante espectro.
Tú el cielo yo el mar y el tiempo congelado para bien o para mal.
Marcarme con ese desprecio que me hace suspirar y el corazón hace palpitar, para luego tus ojos admirar de con esa lujuria de lamer esperanzas.
Títere o no, yo amo los hilos que con delicadeza mueves al ritmo de tu minifalda.
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