ZEDNANREH EL HÍBRIDO PERFECTO

Y despierto sin ninguna razón, sin motivo alguno, sin ganas de vivir, con sed de roció, tiemblo, tengo miedo, temo lo inevitable, respiro hondó, murmuro palabras vacías, describo el crimen, aliento la angustia, y la penumbra se disipa, el reloj marca la muerte, el teléfono amenaza con interrumpir el silencio que ahoga la garganta, y el sudor deja de saber a sal, el lívido es olvidado, y los trinares del mundo exterior exponen el destino anunciado, vuelvo a respirar hondó, el nudo en el pecho se expande, y tengo miedo de mirar, los segundo se vuelven insuficientes, los minutos parecen tener prisa, y las horas no parecen ofrecer tregua, sigo teniendo miedo de mirar, sigo mirando el cielo estrellado de la habitación que se ilumina por los minúsculos invasores de luz, danzan por el techo cual fiera acecha su presa, la respiración se acelera, y los ojos se desorbitan, la piel siente pánico, los sentidos parecen activarse ante la presencia vacía, aun no quiero mirar, aun no quiero alegar c